Nunca antes como hoy queremos seguir conectados… quizá, en los tiempos antes de este tiempo, nos ocupábamos por compartir y regalar ciertas cosas que, también con el tiempo, nos dimos cuenta que carecen de valor o que, de alguna manera, dejaron de tener nuestra atención. En las épocas cercanas al fin de año nos entra (ojalá), un espíritu que apuesta mas por dar y por compartir, por estar con nuestros seres queridos y pasar tiempo en familia. Este cierre de 2020 será distinto (también ojalá), porque la pandemia, que nadie esperó durara tanto y causara tantos estragos, simplemente está vigente y sigue cobrando todavía muchas vidas.
Entonces es quizá el momento de cambiar las expectativas y de aceptar que el mundo ha cambiado de manera radical y que tenemos ya que aprender a hacer las cosas de manera diferente y no solo como “algo temporal” y un ejemplo de ello es la conectividad que estamos necesitando todos, dentro y fuera de casa. Estar en el mismo lugar, no es sinónimo de estar juntos o de hacernos compañía, los datos duros tristemente nos confirman que en algunos hogares los niveles de violencia se han incrementado y también es verdad que algunas familias hoy están incompletas. Por otro lado, estar separados, tampoco es sinónimo de estar ausentes o de no ser parte de… una familia, un grupo escolar, un espacio laboral o una comunidad, hemos aprendido a convivir a la distancia, a estudiar y a trabajar en el mundo virtual, pero el ser humano es más que eso.
Las personas necesitamos de las personas para estar bien y ser mejores. Para mí, es en la diferencia y en la divergencia en donde se da el aprendizaje, el complemento, el crecimiento humano, y para ello queremos hablar de cosas que importan, que son trascendentes, como la vida, la muerte, los sueños, los descubrimientos, la imaginación, la ciencia, la tecnología, las emociones, los sentimientos. Es importante hacerlo ya, y hacerlo ahora, sobre todo con nuestros mas allegados, con nuestros hijos, pareja, hermanos, padres, familia extendida, amigos. Retomar las relaciones de valor, estar en paz con el mundo, dar las gracias por lo que somos y por lo que tenemos y COMPARTIR y DAR, porque el conocimiento y la abundancia no son, ni tienen razón de ser si no compartimos. Y todo eso podemos lograrlo si seguimos conectados, primero en casa, primero con nosotros mismos, porque hoy también comprobamos que “como es adentro es afuera”, que somos el reflejo de lo que aprendemos en casa y que eso es lo que tenemos para dar. Así que demos lo mejor, tratemos de vincularnos de forma más genuina con los nuestros, y hacia afuera también.
Comunicarnos hoy es un reto porque nos separa una pantalla, nos apoya un micrófono y a veces ni siquiera usamos la escritura sino los símbolos, los famosos “emojis” y mucho se queda en la interpretación personal, en esos antes llamados “mensajes entre líneas”. Hagamos más por comunicarnos mejor, regalemos estar conectados, con nosotros, con los nuestros y con quienes nos rodean. Es un tiempo en la humanidad para dar lo mejor de nosotros y no lo peor como se ha visto en algunas situaciones.
Quiero pensar que también hemos comprobado que hay cosas que no tienen precio como la salud o el tiempo, y que son de lo más valioso que tenemos para nosotros y para los demás, hay que cuidarlo y usarlo sabiamente. Les comparto que personalmente pienso que prefiero regalar un celular o una tableta a mi madre para escucharla y verla más y mejor, que un sweater; que quizá quiero mejorar la conectividad de mi casa al Internet para que todos podamos seguir conectados hacia afuera de una manera efectiva; ya no dudo en considerar que mis hijos usen una pantalla para ver y escuchar a sus amigos o a sus abuelos, tampoco para compartir un juego en línea, porque esa es la vida que tenemos enfrente hoy y quiero que podamos tomar lo mejor de lo que hay.
La tecnología también es una opción que nos ofrece hacer regalos sin residuos secundarios, por ejemplo, regalar clases virtuales de pintura, de baile, de algún deporte; un concierto o una obra de teatro para ver en línea, una membresía anual de streaming; accesos a distintas plataformas con contenidos diferentes para la familia; accesos a apps para leer o para escuchar música o libros, o para afiliarnos a algún grupo de lectura…, en fin. Las opciones son increíbles y abundantes. Tener dispositivos que hoy hacen nuestra casa inteligente y la vida mas fácil… Yo si recomiendo ser mas flexibles y estar abiertos a estos cambios de vida que favorecen lo que estamos atravesando, en el mundo. Tomar lo mejor de lo peor porque hoy tenemos el tiempo y quizá también la suerte de tener acceso a dispositivos y tecnología que nos acerca al mundo, a las noticias, a la información en general, podemos trabajar, aprender, hasta convivir… ¿Cuántos cumpleaños festejaron en aplicaciones que nos permitían ver a otros este año?, ¿cuántos mensajes de texto enviaron?, ¿cuántos correos envían y leen a diario?, ¿cuántos momentos en familia han pasado en una llamada, viendo una película, un documental, un concierto?
Queremos seguir conectados y está en nuestras manos, falta tiempo para poder salir libremente y estar seguros fuera de casa, hagamos lo correcto, aunque no muchos lo hagan, usemos nuestros recursos de la mejor manera para seguir bien, seamos positivos en nuestras maneras de comunicarnos, asertivos y empáticos. Nada va a reemplazar los abrazos ni los besos, pero tenemos vida, es real, si tenemos vida tenemos todo, busquemos las alternativas que nos den paz y cercanía.
Tratemos todos los días de disfrutar al máximo pero en conciencia, hagamos una lista de agradecimientos y de deseos, individual y en familia, para reconocer el presente y abrazar el futuro y no nos quedemos con nada: hagamos esa llamada, o esa videollamada, escribamos ese mensaje, mandemos ese correo, si ese: el que tiene el “te amo”, el “te extraño”, el “te perdono”, el “me equivoqué”, el “todo va a estar bien”, el “no estás solo”, el “te entiendo”, el “me acordé de ti”, el “¿Qué necesitas?”, el “feliz Navidad”, el “feliz Año Nuevo”, el “cuídate” y con ese mensaje, uno cada día… sigamos conectados.
Autor: Karla Lara, @karlamamadecuatro